Invierno en Pehuajó, primavera en el ambiente.
En una cálida tarde nos dirigimos al 21 de septiembre para presenciar una nueva edición del clásico de la ciudad.
Estudiantes venía con todas las de ganar, cerca de la punta, goleando, invicto en su estadio.
Deportivo, por su parte, venía a ver si podía levantar cabeza. Con una mejora en su funcionamiento en el partido anterior, con déficit a la hora de anotar y con ninguna victoria como visitante.
Todo hacía pensar que la situación favorecía al albinegro y que el Depo debería trabajar mucho para, al menos, llevarse un punto del estadio estudiantil.
Pero los hombres de Peredo tenían preparada una grata sorpresa para sus seguidores.
Así fue que se vistieron de gladiadores y salieron rumbo al campo de juego para presentar lucha.
Desde el inicio fue el Depo el que llevo la delantera. Con un Peredo movedizo, un Castillo encarador y un Bernard que quería volver a ser el gran jugador que todos sabemos que es.
Al minuto los azules dieron presente, al desviarse cerca un cabezazo de castillo tras un buen desborde por izquierda del Cachorro Peredo.
Cinco minutos mas tarde el Tito remata al arco local y Gentili siente que la pelota le quema las manos y da un rebote que por poco no puede capitalizar Castillo. Corner.
El partido amenazaba como intenso y vibrante, pero poco a poco fue cayendo en ritmo.
Deportivo se agazapaba esperando su oportunidad, haciendo las cosas con mesura, sin salirse de un libreto que parecía haber sido bien escrito por el Piru.
Estudiantes se encontraba perdido, no tenia la pelota, no elaboraba ninguna idea coherente, daba muchas ventajas atrás y se alejaba de aquella imagen del albinegro invencible como local.
Pero, la historia tiene sus cosas y no por nada es conveniente estudiarla.
Buena combinación de los locales y finalmente la pelota le queda a Cadorín que no puede dominarla, y un compañero estudiantil remata rumbo al gol, pero la figura de Zapata se interpone en el camino y la pelota sale de la zona de peligro. Algunos reclamaron penal, pero el arbitro, cercano a la jugada desestimo las protestas.
Y a los 21 minutos se produce la jugada que amenazo con convertirse en el punto de inflexión de un partido que empezaba a caer en lo anodino.
Alan Peredo le entra fuerte abajo a un jugador de Estudiantes, y el arbitro, a nuestro juicio exageradamente, le muestra la roja.
Nervios y un plan que parecía desmoronarse.
Un hombre de menos, y casi mas de 70 minutos de tiempo, contra un rival veloz y de buen estado físico como Estudiantes, asemejaba a un grupo de labriegos contra las hordas de Atila el Huno.
Pero el Depo no dejo de apretar al local. Siguió sin dejarlo armarse. Con heroísmo e hidalguía.
Y a los 25 minutos, Castillo tiene la gran oportunidad aprovechando las ventajas que seguía dando Estudiantes, pero su remate apresurado se va desviado.
Nuevamente Castillo tendría su chance, pero el cabezazo débil a las manos de Gentili callaron el grito contenido.
A los 35 minutos el Tito se va por izquierda, a pura gambeta deja a su marcador y cuando sale Gentili le remata por arriba, pero la pelota se va por encima del travesaño.
El Depo, con 10, estaba mas entero que Estudiantes.
Y así Zamorano se anima, deja un tendal en el camino, pero su remate corre paralelo a la línea de gol sin que nadie la empuje.
Se iba la primera etapa y el gol no llegaba. Hasta Bernardo Peña se convertía en héroe, despejando una pelota que había rematado el Tatu Galarreta.
Silbato y a descansar.
Y nos quedamos con la sensación que al Depo se le iban a complicar las cosas en el segundo tiempo, pues Estudiantes saldría con todo para enrostrarle la ventaja numérica y la localía.
La filípica de Iglesias pareció tener algún efecto, pues en la segunda etapa Estudiantes fue otro.
Salio a buscar el partido, empezó a ganarle el medio a Deportivo y a acorralarlo.
Y los azules aguantaban el chubasco, esperando al "pincha", esperando el momento.
A los 11 avisan los locales, Paolo Rossi se va por izquierda y desde afuera del área, desde un ángulo muy cerrado lanza un disparo con destino de gol, pero Bitz, el inmenso Bitz, vuela hacia un costado y ahoga el grito albinegro.
Y el Depo empezó a animarse, y a ver que Estudiantes era solo un intento fallido.
Y empezó a ganarle el medio, y a atorarle las salidas.
Y Zamorano iba, y Leonel Martinez, que había ingresado por un golpeado Castillo, se volvía una molestia cada vez mas grande para la ultima línea estudiantil; y Quevedo, que había reemplazado a un dolorido Ferreyra, se hacia importante en la recuperación; y el Tito, el gran mariscal con camiseta azul se vestía de Gran Conductor y hacía honor al número 10 que se volvía mas grande en su camiseta.
Un quedo en el medio, casi trae algo de zozobra cuando Enzo Lopez encara el área, remata ante un Bitz que sale a atorarlo y finalmente Damian Martínez salva la situación.
Parecía que la jugada podría traer algo de incentivo para el local, pero lejos de eso, solamente sirvió para que el Depo se ordenara mejor y no regalara espacios.
De todas maneras, los azules no dejaron de preocupar a su rival, al que veían confundido.
A los 30' una gran jugada del Tito, que se lleva a la rastra a tres rivales, termina en un disparo cruzado abajo que obliga a Gentili a mostrar porque es uno de los mejores arqueros de la Liga.
Se iba el tiempo.
Genovart levantaba su mano y señalaba que iba a jugarse cinco de descuento.
Y el Depo quería la gloria.
Lejos de meterse debajo de su arco y colgarse del travesaño, seguía presionando al ya trémulo Estudiantes.
Y el Tito, el gran Tito, vuelve a disfrazarse con un poco de Bochini, un poco del Beto Alonso, una pizca de Maradona, y se va a pura gambeta y habilidad hacia el arco local, remata buscando el milagro, y cual flipper de salón de juegos, la pelota rebota en uno, rebota en otro y finalmente rebota en Quevedo para irse a dormir en el fondo del arco de Gentili.
Grito atragantado que se hace rugido en el 21 de septiembre y un montón de vestidos de azul se arremolinan en un abrazo interminable, ante la muda decepción de la parcialidad local.
El gol trae también alguna escaramuza en el medio, donde aparece Huguenin en el suelo, algún tumulto, los ánimos que se caldean y que vuelven a su estado normal lentamente.
Dos minutos mas, dice Genovart, ahora preocupado porque el partido no se le vaya de cauce, pero la historia ya había sido escrita.
Pitazo final y el abrazo incontenible. Las bocinas que empiezan a sonar del lado de la parcialidad azul y la caravana que empieza a salir con toda la alegría a cuestas rumbo a la ciudad, para seguir paseando su dicha por las calles.
Clásico pehuajense en la tarde del domingo.
Clásico que fue para el que no aparecía en los papeles.
Clásico que quedara grabado en la memoria del hincha azul, que podrá contarle a los suyos "yo estuve en la cancha cuando el Depo, con un tipo menos, pero con uno que valia por tres adentro, le gano a Estudiantes, con un gol de maquina tragamonedas".
La segunda rueda ya comenzó, y de la mejor manera.
Ahora, solo queda seguir creciendo.
1 comentario:
GRACIAS Y FELICITACIONES!!!
Maxi
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