Y los partidos aquellos en que en los papeles no hay que perder puntos... los gana.
Como no pudimos ir a ver el partido, copiamos abajo el comentario que publicó el Diario La Mañana de la ciudad de Bolívar, a quien le agradecemos la gentileza.
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Lapidario 7 a 1 de Deportivo sobre Empleados
Un siete a uno no deja demasiado margen para el análisis. El resultado que consiguió ayer Deportivo sobre Empleados lo dijo todo y se impone por encima de cualquier comentario que uno pueda decir. Pero sí creemos que es necesario explicar de qué manera se produjo tal marcador, que no tiene nada que ver ni siquiera con la tremenda diferencia de presupuestos con que se maneja uno y otro club.
A Deportivo se le facilitaron mucho las cosas en el primer tiempo. En esos 45 minutos liquidó la historia por cuatro razones: la primera: Arive embocó un zapatazo desde 30 metros y la colgó en un ángulo; la segunda: a Empleados, el árbitro le anuló el gol del empate; la tercera: Diego Cuello se hizo expulsar por una acción desmedida y la cuarta: Bacas se encendió por única vez en esa etapa y sentenció el pleito poco antes del entretiempo.
Pero atención, hagamos un asterisco en el punto número dos y digamos que el juez Berrutti cumplió una flojísima tarea. Alguien de Deportivo nos señaló antes de empezar al partido que no se trataba precisamente de uno de los mejores árbitros de la Liga (por decirlo decorosamente) y sus propias acciones ratificaron el dato que nos habían pasado. Hacía tiempo que no veíamos una serie de errores tal como las que cometió este joven referee, que perjudicaron notoriamente al conjunto de Empleados y tuvieron mucho que ver con el trámite posterior del partido.
Deportivo tiene un plantel rico en nombres; en sus filas cuenta con algunos de los que dieron la vuelta olímpica con Atlético Mones Cazón en el torneo pasado, inclusive su técnico, y no necesita de «favores» tales como los que recibió de la terna arbitral en la tarde de ayer.
Para colmo Empleados le facilitó las cosas con la acción desafortunada de Cuello, y sin la presencia del 10 el equipo se quedó sin conductor, sin ideas y sólo con algunas buenas intenciones.
Hasta el momento que Cuello vio la roja el partido era bastante equilibrado. Deportivo intentaba dar señas de solidez pero hacía agua por los laterales y del medio hacia arriba, donde tiene su verdadero potencial, sus jugadores tenían poca participación. Empleados, con sus ganas, llegó a complicarlo en un par de ocasiones.
Cuando Arive colgó el balón en un ángulo parecía que Deportivo, sin demasiado peso ofensivo, encaminaba el rumbo del partido; pero Empleados habría empatado un minuto después si el juez de línea no le sancionara un fuera de juego que no se cobra nunca y que fue muy dudoso. Extrañamos la fineza del asistente de Berrutti en esa jugada en que participaron unos 15 jugadores, más aún observando los gruesos errores que cometió en la segunda parte, al no sancionar otras posiciones adelantadas que eran sumamente claras. Sinceramente, nos quedaron muchas dudas en esa jugada que pudo ser clave.
El resto, otra histora
Todo el segundo tiempo estuvo de más y no tuvo gusto a nada. Empleados salió a jugarlo renegado con el árbitro y con las defensas bajas, y Deportivo lo hizo obligado a mejorar porque el técnico enfatizó que no estaba conforme y pidió más compromiso con el equipo. Así se produjo la catástrofe; desde los 40 segundos la visita lastimó con goles al rendido equipo local, en un trámite más parecido a un entrenamiento que a un partido oficial.